Y aunque la tristeza ya no está
y lo malo quedo atrás,
siempre duele,
el peso del recuerdo,
la ausencia de tus besos,
duele, siempre duele.
Deseo nunca haber vivido
un Noviembre tan frío como aquel.
Y aunque ya quedó en otra hoja,
sigue doliendo,
como el quitar la costra de una herida
que creíste sanada.
Duele, siempre duele.
No sé si les pasa que a veces, tenemos el repugnante gusto de revivir esos momentos que dolieron mucho. Yo suelo hacerlo, y no entiendo el por qué.
llegue a tu blog de casualidad y encuentro que escribes muy intensamente
ResponderEliminarintenso.
ResponderEliminarte sigo